Siempre hablo de rincones forestales y en este caso además de uno de ellos, tenemos un rincón patrimonial, un lugar mágico que divide Cáceres y Salamanca gracias al Río Alagón.
En este caso, nos encontramos al sur de la provincia salmantina, en el Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia, en Martinebrón, en Sotoserrano en Salamanca.
Para llegar hasta él hay que realizar una ruta muy larga de dificil acceso, o acercarnos hasta donde se pueda con bicicleta, coche, etc. o en su defecto ir a través del río con barca. Importante es que el río traiga poca agua para poder encontrarnos las antiguas construcciones visibles.
Es una alquería abandonada en 1965, tras la construcción del embalse de Gabriel y Galán, al igual que sucedió en Cabaloria, pueblo abandonado que se encuentra más accesible junto a la carretera que baja de Sotoserrano a Riomalo de Abajo. Durante la ruta podemos visitar el mirador de La Romerosa, del que compartí esta entrada y video hace unos meses.
A continuación primeras imágenes:
A lo largo del camino estaremos acompañados de eucaliptos, olivos, encinas, madroños, alcornoques y pinares de pino resinero y pino insigne. Además tendremos buenas vistas hacia el Meandro del Alagón y el Río, disfrutando durante la ruta de especies de matorral mediterráneo como brezos, tomillos, cantuesos, jaras y jaguarzos que junto a la fauna harán las delicias del senderista, ciervos, zorros, reptiles, buitres o milanos entre otras especies. Cabe destacar que si seguimos el camino nos encontramos con el Refugio de Fauna de Arca y Buitrera, un área protegida que se encuentra a mayor altitud y nos permite ver imágenes como las siguientes:
Al llegar nos encontramos las primeras paredes de pizarra, de antiguas huertas en zonas de bancales. En cuanto a la primera construcción que aparece, es la escuela, construcción moderna y en bastante buen estado (que mantiene parte del techo y es la mejor conservada), también se observan los perímetros de otras muchas construcciones y parte de los muros de algunas de ellas, seguramente las de familias más pudientes.
Entre estas construcciones se va abriendo paso la exuberante vegetación que rodea la zona, incluso aparecen higueras devorando las paredes que se habían conservado hasta el día de hoy.
Los viejos olivos, luchan por sobrevivir mientras jaras, brezos, pinos y eucaliptos les rodean y achican. Aún quedan las cepas de algún olivo que se fundiría con el río dejando allí sus raíces.
Perduran recuerdos históricos, como los bancales que fueron cultivados al lado del Arroyo del Martinebrón, otra antigua aldea, Servoncino, el correo que llevaba las noticias, un señor se llamaba Abelardo e iba andando o en caballería hasta el lugar. También la historia de que en la iglesia se conservaba una pila bautismal de granito que hace unos años cuando bajo el pantano, alguien cruzó el río y se llevó a Riomalo.
Recuerdos del inexorable paso del tiempo en el sur salmantino.
Excelente descripcion. Buen trabajo