Al norte de Extremadura, y más concretamente en el lugar situado más al norte de la comunidad, ceñido a la hermana tierra salmantina, nos encontramos el municipio de Ladrillar y sus tres pequeños núcleos de población Cabezo, Las Mestas y Riomalo de Arriba. Entre los cuatro no suman más de 184 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2022.
Como cabe esperar, en este lugar mágico, misterioso y recóndito, tras el ocaso no existe el ajetreo y el bullicio de otros lugares más céntricos de la comunidad, sino que la paz y el sosiego se apoderan del valle del río Ladrillar, el cual, surca los cuatro municipios citados anteriormente.
Este valle sufrió uno de sus mayores quebrantos en la tarde del 11 de julio de 2022, cuando en uno de esos días veraniegos con condiciones ambientales, extremadamente desfavorables, se produjo un rayo en la ladera situada al norte de Ladrillar, dando comienzo a un Incendio Forestal imposible de contener. Este incendio avanzó en dirección noroeste ayudado por el viento sur que soplaba esos días y por las condiciones orográficas del valle hurdano, cruzando el límite provincial salmantino por el municipio de las huellas fósiles, Monsagro, de la forma que se observa en la fotografía 1.
Algunos dramáticos datos de este pavoroso incendio fueron las más de 8.600 hectáreas quemadas en la parte salmantina y las más de 3.000 hectáreas abrasadas en la cacereña.
Después de este atroz atardecer que sumió en la penumbra el valle del ladrillar, lo que quedó, se expone en una imagen panorámica del valle tras el incendio, emergiendo en la angostura el pequeño núcleo de Riomalo de Arriba.
Para la observación de esta instantánea en la que se vistió todo del negro de las cenizas, e inmortalizar la serranía, Riomalo de Arriba y la cuenca del río Ladrillar, debemos visitar el Mirador de las Carrascas. Éste, es un enigmático lugar, que se encuentra a unos 1.150 metros de altitud y que sirve de límite entre el término municipal de Casares de las Hurdes y el ya mencionado de Ladrillar.
La curiosidad de indagar en estos singulares paisajes y nuestro gusto por la astronomía y todo lo relacionado con los cuerpos celestes, hizo que un día, decidiéramos visitar este magnífico mirador al amanecer, para descubrir uno de los mejores cielos astronómicos Extremadura.
Lo cierto es que el lugar no defraudó, un maravilloso cielo de final de verano y con la Vía Láctea ya muy alta se alzaba sobre nosotros. La constelación de Orión era una de las más vistosas y sobresalientes como se aprecia en la imagen del mirador con unos pinos, en la que contemplamos el este lugar en todo su esplendor nocturno y con los pinares situados al fondo que se salvaron del dramático incendio.
Hacia el norte tomamos otra imagen, de tal forma que dándole unos minutos de exposición, cogía la característica de circumpolar sobre el observatorio y la sucesión de montañas típicas del norte de la comarca hurdana.
Cerca del amanecer, cuando la alborada quería empezar a despuntar, el planeta venus como buen lucero del alba fue el que despuntaba en el cielo hurdano como buena cuenta nos da la imagen que se muestra.
A la vez, aproximadamente en el crepúsculo civil y ayudado por las exiguas farolas de los municipios de Riomalo de Arriba y Carabusino, el paisaje era el mostrado en las tomas, en él se intuyen algunos de los preciosos tejados de pizarra hurdanos que tanto deberíamos cuidar y proteger.
En este momento el alba ya se abría en el horizonte, al igual que siempre, tras una etapa de penumbra llega el amanecer.
Miguel Ángel Bernal López y Carmen Victoria Romo Lanchas.
El artículo ha sido publicado en el libro editado «Extremadura, noches mágicas». Un libro que parte con ilusión, de un grupo de blogueros de naturaleza, que nos venimos reuniendo de forma periódica, en el Convento de la Coria de Trujillo (Cáceres). Os dejo las imágenes del artículo y el punto exacto del Mirador de las Carrascas, deseando que os guste e invitándoos a una visita.