El anillamiento científico como herramienta para el estudio de las aves.

El anillamiento científico de aves es un método de marcaje de aves, por el cual se coloca una anilla en la pata a los pájaros silvestres, quedando identificados a modo de DNI.
 
 
Anilla en pata de pájaro.
 
 
 
En general sirve para estudiar las aves, encontrando datos como los años que vive cada especie, las poblaciones que hay, zonas en las que cazan, de qué se alimentan, si tienen enfermedades, sus lugares de cría, etc.
 
Gracias al conocimiento de estos datos se pueden establecer Zonas de Protección (ZEPA), Parques Naturales, Parques Nacionales u otras figuras de protección, determinando zonas en las que cuidar más a las aves.
 
Toda la información de los anillamientos queda almacenada en banco de datos en coordinación con todos los países, permitiéndonos saber curiosidades como las siguientes:
 
  • Un petirrojo puede recorrer una
    distancia de 2.000 km en menos de 5 días.
  • Un gorrión o pardal puede vivir hasta 19
    años y 9 meses.
  • Un mosquitero musical de Hungría fue encontrado
    en la dehesa de Bodón por el anillador Antonio España, este pajarillo había
    recorrido más de 2000 Km.
  • Una curruca capirotada anillada en «La Pesquera», Ciudad Rodrigo en agosto de 2013, fue encontrada en el municpio de Zafra (Badajoz) en noviembre del mismo año.
 
 
 
 
Las personas que pueden anillar son los anilladores, que para ello han tenido que hacer numerosas prácticas con pájaros, trabajo científico y voluntario, además de pasar un examen, por lo que en España no hay demasiados, hay unos 1000 en toda España.
 
A continuación indicaré los pasos que se deben seguir en la actividad del anillamiento:
 
Lo primero es identificar el lugar, debe ser un sitio en el que haya árboles y arbustos (refugio y comida para los pájaros) deben ser pequeños para que las aves vuelen a baja altura y puedan caer en las redes, también hay que tener cuidado con el paso de personas y después de esto lo más importante es que haya aves, que las hayamos observado en nuestras visitas previas a la zona.
 
 
 
 Herrerillo.
 
Curruca.
 
 
El segundo paso es colocar las redes de 4, 5 u 8 metros y 2,5 metros como máximo de alto. Las más largas necesitan espacios muy amplios y hay que tener cuidado para evitar que se enreden con vegetación. Deben colocarse antes del amanecer o justo al amanecer ya que así no nos ven las aves, además el amanecer es el momento de más movimiento. Deben estar en zonas que hayamos visto que pasan. Se colocan dos pértigas unidas a la red y se estiran hasta el máximo y se sujetan atadas a clavos que ponemos en el suelo o a troncos de árboles o elementos que tengamos en el campo.
 
El tercer paso y uno de los más delicados es sacar las aves de las redes, hay que hacerlo con mucho cuidado y solo puede el anillador o alguien que tenga experiencia supervisado por el anillador. Es el peor momento para el pájaro y hay que visitar las redes cada poco tiempo, por ejemplo cada 30 min.
 
 
 Curruca capirotada atrapada en la red.
 
 Sacando curruca capirotada de la red.
 
 
El siguiente paso es transportar las aves ya sacadas de las redes a la zona de anillamiento, se meten en bolsas opacas para que no puedan ver lo que hay fuera. En la zona se suele poner una mesa de campo con un taburete para que el anillador esté cómodo.
 
El quinto paso es el anillamiento y la toma de datos, el más importante ya que es al que queríamos llegar, a tener el pájaro anillado y sus datos tomados. Lo primero es ver si ya tiene anillas, observar la especie de pájaro que tenemos, ver si es macho o hembra, si es joven o adulto, medir el ala, el peso, la cantidad de grasa que posee, atentos a si tiene enfermedades y para terminar colocarle la anilla.
 
 
Curruca capirotada hembra, siendo anillada.

Ya el sexto paso es la suelta, el ave está anillada y ya solo queda soltarlas.
 
 
Suelta de curruca capirotada
 
Suelta de golondrina anillada.
 
Suelta de Herrerillo anillado.
 

Tórtola turca anillada. Por Miguel A. Bernal López.

Espero que os haya gustado este artículo, publicado en la Revista Delio del Instituto Fray Diego Tadeo González de Ciudad Rodrigo. Próximamente iré relatando las nuevas aventuras veraniegas, trabajando en tema de incendios en Málaga.

Hasta pronto.

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